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Somos un grupo de personas, (dando voz a un selecto grupo) los cuales inspirados en los personajes más grandes de nuestra historia, vamos a externar opiniones de este presente que duele, pero que estamos seguros puede mejorar. El objetivo general lo dice el nombre de nuestro blog: CONSPIRAR. Pero será una conspiración del siglo XXI, una conspiración que no se geste en la oscuridad ni bajo el secreto necesario. Lejos de mantener nuestro trabajo oculto, estará visible ante todo el mundo, al alcance de un clic. Daremos un sentido positivo a nuestra conspiración, porque esa es la única manera de poder cambiar; proponer y no sólo quejarse. De ese objetivo general se irán desprendiendo varios objetivos específicos, entre los cuales el hilo conductor será un vigoroso amor a la historia.

sábado, 17 de marzo de 2012

Traumas históricos, mexicanos.

Traumas históricos, mexicanos.
¿Son acaso verdaderos los hombres?
¿Mañana será aun verdadero nuestro canto?
¿Qué está por ventura en pie?
¿Qué es lo que viene a salir bien?
Aquí vivimos, aquí estamos,
Pero somos indigentes, oh amigo.
(En los antiguos mexicanos)
Agradezco la amable invitación de Don Benito Juárez y el apoyo de todos los personajes históricos que conspiran de modo tan comprometido y dedicado a través de sus cuentas de twitter y de este blog y, por su puesto, en su día a día en este gran país.
Constantemente se dice que para sanar de algo, cualquiera que esto sea, es imprescindible detectar el problema y aceptar su padecimiento, a mi me parece que un tercer aspecto, radica en la voluntad de sanar.
Hablar de traumas no es sencillo, como madre es aun más complejo, y  aunque resulte doloroso, evadirlos no los desparece. Como menciona @DoloresTosta, mi presencia en la historia ha estado regida por un sinnúmero de mitos que me muestran como la mujer que traicionó a su pueblo, como un villano, por ello es común encontrarnos con el uso del adjetivo “malinchista”, a efecto de indicar que se muestra apego a lo extranjero con menosprecio de lo propio (diccionario de la lengua española), sin embargo, si pensamos en la época prehispánica no existía un México con las características actuales, por lo que de modo alguno podía hablarse de una “traición a la patria”, los aztecas eran sólo uno de los pueblos integrantes de la región, los dominantes.
Fui obsequiada a los españoles tras la batalla de Centla (Tabasco) junto con otras diecinueve esclavas y bautizada con el nombre de Marina, Malinche fue el nombre que se le dio a mi capitán –Don Hernán Cortés-, ya que lo acompañaba a las más importantes empresas (“capitán Malinche”), dominaba tanto el náhuatl como el maya por ello es que, si bien Cortés ya contaba con el apoyo de Gerónimo de Aguilar, quien después de naufragar, aprendió el maya en la región de Yucatán, encontrarme fue una gran fortuna.
Así, yo traducía de náhuatl a maya y Gerónimo de maya a castellano, sin embargo, con el paso del tiempo aprendí el castellano, con lo que permanecí siempre al lado de Hernán Cortes.
Es entonces que los tlaxcaltecas y los españoles se unieron en busca de un fin común, la lucha en contra de los aztecas.
Como vemos, la historia “contada” en los libros a innumerables generaciones en este país, no sólo ha modificado varios de los sucesos, sino que también ha ignorado y envilecido a muchos de sus personajes.
Existen muchos traumas, muchos daños que sin duda hieren y afectan nuestro ser nacional, sin embargo, debemos estar conscientes de que en un Estado en que la dignidad humana es valor supremo, el respeto y garantía de los derechos implica también una actitud positiva (de hacer), de forma que es obligación tanto del Estado como de quienes habitamos superar los traumas que nos frenan y construir una mejor realidad.
Este aspecto es importante, pues la permanencia en una postura pasiva, de espectador, no otorga soluciones concretas, al contrario, genera sentimientos de marginación y enojo, sin advertir que una ciudad más limpia, un ambiente de mayor respeto y civilidad, entre muchas otras cuestiones, dependen de nuestra VOLUNTAD de hacer.
Como menciona Loló, desde hace mucho tiempo nos sentimos inferiores, nos comparamos constantemente con “el primer mundo” comenzando por nuestro vecino del norte, sin admirar y apreciar las abundantes riquezas que poseemos, así como los grandes talentos que habitan y han habitado este país. No permitamos que perdure una actitud de menoscabo, egoísmo e indiferencia hacia lo nuestro, de lo “otro”, “total, no es de mi familia”, “a mi no me afecta”…
Qué aspectos representan para mi, algunos de los puntos más sensibles? Me parece que como algunos de los principales traumas, tenemos a la corrupción, que a su vez ha generado la falta de credibilidad en la democracia e instituciones del país; la discriminación e intolerancia sea por cuestiones de género, religión, nacionalidad, sexo, salud, condición social, discapacidad, estado civil, opinión, preferencias sexuales, etc; la indiferencia, ante los problemas existentes y persistentes desde casa; el crítico nivel educativo de la población, que impide la creación de criterios propios y de un entendimiento claro y “real” de la realidad; así como el desempleo y los bajos salarios.
Considero que lo anterior toma relevancia en la medida en que, como causa de una cultura que discrimina las prácticas diferentes, encontramos la ignorancia, guiada por un fuerte miedo a hacer del lado el orgullo y los prejuicios para crecer; tomemos una actitud diferente, asumamos la voluntad de superar nuestros traumas y creamos, en verdad, que merecemos vivir mejor.
@malinallimarina

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