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Somos un grupo de personas, (dando voz a un selecto grupo) los cuales inspirados en los personajes más grandes de nuestra historia, vamos a externar opiniones de este presente que duele, pero que estamos seguros puede mejorar. El objetivo general lo dice el nombre de nuestro blog: CONSPIRAR. Pero será una conspiración del siglo XXI, una conspiración que no se geste en la oscuridad ni bajo el secreto necesario. Lejos de mantener nuestro trabajo oculto, estará visible ante todo el mundo, al alcance de un clic. Daremos un sentido positivo a nuestra conspiración, porque esa es la única manera de poder cambiar; proponer y no sólo quejarse. De ese objetivo general se irán desprendiendo varios objetivos específicos, entre los cuales el hilo conductor será un vigoroso amor a la historia.

jueves, 9 de febrero de 2012

¿Clase política? ¿Mexicana?

Para empezar desde mi tiempo la política ha sido como un gran tablero de ajedrez, y o muy sabia ó equívocamente supe mover mis piezas conforme mi conveniencia por tener poder me lo permitían.
Pasé de ser realista a un insurgente junto con Iturbide y pudimos  así consumar la Intendencia de la Nueva España, después usaría la misma táctica para derrocar a Iturbide y fundar una República y así pasaría de un bando a otro, pasando de ser republicano, liberal, conservador hasta llegar a ser un “dictador perpetúo”. En todo este cambio de posturas políticas, lo único que no se movían eran los grupos de poder que siempre rodearon al  Congreso y a la silla presidencial, ya sean liberales ó conservadores usaban personajes como mi persona para poder beneficiarse de las mieles del poder.
Grupos de pode le llamaría a ese tipo de arpías! Clase? Jamás la tuvieron, la clase se obtiene con educación y formalidad,  me llamaron una y otra vez para poner en orden sus intereses sobre los del bien común, los del pueblo, por los que según mucho hemos luchado, pero en todo Plan promulgado, en cada invasión extranjera, llevamos el sello de nuestros intereses en el nombre de México, ó de la República decíamos, si venimos arrastrando las viejas mañas del Virreinato y las hicimos muy nuestras.
Entre gitanos no se leen las cartas dicen, pues es muy cierto, porque a ningún político se le juzgó y se le fusiló, sólo al pobre de Iturbide que se le ocurrió regresar, pero de ahí en fuera, el exilio fue su mejor arma para deshacerse de uno, pero cuando no podían, me sentaban otra vez en la tan apreciada silla del poder, ¿Les suena familiar mis actuales mexicanos? Siguen sin juzgar a nadie porque los grupos de poder los tienen muy adormilados por no decirles otras palabras, esperan traer a un régimen de 70 años en el poder, como lo hicieron conmigo once veces. Eso pasa por no tener memoria histórica, lo ese estado vigilando del más allá y poco han logrado en quitarse el yugo de su paternidad con el gobierno, han dejado mancillar su voluntad, decisión  y peor aún, dejar el destino de toda una nación en un grupo de buitres, qué solo buscan pasar de cargo en cargo sin importar sus afiliaciones políticas y con ello me estoy mordiendo la lengua, y cómo no lo voy a hacer, si es uno de los males que les he heredado. Pero no fui sólo, ya que siempre tras de mí y de otros presidentes de mi tiempo estuvieron rodeados de los mismo buitres que un día te apoyan y al otro día te mandan al exilio.
Es por eso que pregunto: ¿clase política? Si es esto cierto, ¿Ustedes a qué clase de mexicano pertenecen? ¿A los quejosos que nada les parece y sus cargas de fusil no pasan más que de palabras y berrinches?  Ó  de los que espera que un “salvador”, “mesías” llegue a salvar a la tan dolida y sufrida patria que por tanto ha pasado durante 200 años, según ustedes.
Les puedo decir que desde que el cura Hidalgo se promulgó en contra de Fernando VII, hasta lo que apoyaron a Iturbide y Guerrero para consumar la Independencia, los que siempre salieron sobrando, fueron ustedes como sociedad, sólo han sido moneda de cambio, los hemos usado como para apoyar nuestros intereses, cuidarnos las espaldas de nuestras fortunas, aunque siendo jóvenes los Santa Anna, Juárez, Díaz tuvimos “buenas intenciones”, el pasar de los años hacia la madurez, lo que más nos sedujo y ya no quisimos soltar fue el “cetro del poder”. Y aunque la en la primer mitad del siglo XIX fue un pleito de “ideales”, no se dejaba de pensar en lo que favorece el tener poder y el gobernar a un pueblo tan fácil de manipular, gracias a que se han creído todas nuestras falsas promesas y son muy fáciles de echárselos a la bolsa.
Pero hoy en día en diferente, veo que el mismo pleito de verduleras en el Congreso sigue en las mismas, pero a diferencia que no necesitan de un golpe de Estado como lo teníamos como deporte nacional en mi tiempo y que yo era uno de sus más afamados practicantes. En su México parece que las víboras ya se acostumbraron a convivir y ya no se muerden entre ellas, y parece que sólo el “pleito” entre azules, tricolores y amarillos es parte de una pantomima barata de la cual han comprado su permanencia y no sé hasta cuantas presentaciones van a dejar que siga la gran obra de la farsa política mexicana. Parece que les gusta esta obra que los hace llorar, enojarse y a la vez enamorarse perdida y erróneamente de sus actores, esta obra ha dejado de presentarse en las butacas del gran “Teatro Santa Anna”, ó “en Bellas Artes”, esta obra tiene como escenario de la pasividad del México actual y sus principales protagonistas al gobierno mexicano y su eterno coestelar  la damisela sufrida de la sociedad mexicana, ¿hasta cuándo? ¿Clase? Ambos no tienen clase.
                                                                                                                                                                                     S.A.S.

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