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Somos un grupo de personas, (dando voz a un selecto grupo) los cuales inspirados en los personajes más grandes de nuestra historia, vamos a externar opiniones de este presente que duele, pero que estamos seguros puede mejorar. El objetivo general lo dice el nombre de nuestro blog: CONSPIRAR. Pero será una conspiración del siglo XXI, una conspiración que no se geste en la oscuridad ni bajo el secreto necesario. Lejos de mantener nuestro trabajo oculto, estará visible ante todo el mundo, al alcance de un clic. Daremos un sentido positivo a nuestra conspiración, porque esa es la única manera de poder cambiar; proponer y no sólo quejarse. De ese objetivo general se irán desprendiendo varios objetivos específicos, entre los cuales el hilo conductor será un vigoroso amor a la historia.

jueves, 12 de enero de 2012

Palabras de su Alteza Serenísima.

Tropa y gobernados, miembros de la República fundada , cuerpos militares y miembros del gabinete de su Alteza Serenísima. Mediante mis participaciones en éste blog , doy concesión a un mexicano poseído por mi ilustre y gallarda estampa, para que escriba y dé voz a mi persona con el objetivo que me conozcan un poco más.
En mi vida política fui realista, insurgente trigarante, republicano, liberal, conservador y finalmente dictador. En cuanto a mis afiliaciones políticas, fui de acuerdo a como se movían las piezas en el poder de la primer mitad del México del S.XIX. Aunque años postreros a mi muerte el odio sembrado por mis enemigos políticos, sólo me hicieron recibir el calificativo de “vende patrias” y “traidor”.
Qué mejor “villano” que un hombre que ocupó la presidencia de México en once ocasiones, se autonombró “Alteza Serenísima” durante su dictadura en los 1850, que cobró impuestos ridículos sólo para llenar, las entonces arcas vacías de la Patria, sólo usadas para enfrentar guerras contra extranjeros y propios mexicanos; villano que también  vendió la “Mesilla” en 1853.
Lo que no saben fuera de mi conducta egocéntrica, carismática y voluble, es, que también fui un valiente mexicano cuando era joven, y ya viejo sólo hice acciones buenas que parecieron malas. Pero para eso está este espacio, que gracias a la tecnología puedo tener voz a través de un mexicano, que lejos de limpiar el nombre de: Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, sólo quiere mostrar al famoso “villano Santa Anna” como un ser humano. Me apoderé del alma de un mexicano para que me diera voz en lo que ahora llaman “twitter”.
Fui un hombre de varios matices, enamorado de mi ego, y queriendo que mis logros fueran reconocidos desde niño. Como toda persona normal tuve conflictos familiares con mi padre por no ser admirado, sólo por el hecho de no tener ojos azules como mis hermanos, a pesar de que yo también era criollo. Siempre quise sobresalir no importando echarme al saco de enemigos que anteriormente fueran mis amistades, como el caso de Iturbide, que vio en el Plan de Casamata sentencia a su Imperio.
Mis reconocimientos vendrían gracias al arte en la milicia y la atracción de las damas hacia mi persona. Pero no sólo mi carisma me haría pasar a la inmortalidad en la Historia de México, mi valentía en batalla y mi camaleónica manera de ver la política, me harían llegar y dejar el poder una y otra vez, por lo cual me juzga la misma historia.
Las armas serían mi mejor aliado para que ni nombre estuviera grabado en la mente de los mexicanos, emulando a mi gran referente Napoleón. Al cual también lo emulé hasta en ser exiliado. Para desventura mía, a Napoleón no le tocó verse entre la espada y la pared al enfrentar una guerra contra un país en vías de desarrollo que ambicionaba apoderarse del norte de nuestro país.
Ayudé a fundar la República de México junto con el General Guadalupe Victoria en 1824, en mi sentir republicano y liberal.
Glorias como las de Tampico de 1829, en donde el General Barradas con su fuerza de reconquista española,  vio la derrota ante las armas mexicanas bajo mi mando, me harían llamar el “Héroe inmortal de Zempoala”.
Pero episodios como la campaña tejana de 1836 harían manchar mi historial militar con sólo tomar la famosa “siesta de San Jacinto”, vergüenza que al final sería sellada con los Tratados de Velasco y arrastraría hasta nuestros días la fama de ser unos “lazy mexicans” (mexicanos holgazanes)
Me conoces como el personaje a quien le falta “una pierna”, lo que no valoras es que ésa pierna la perdí junto a mi caballo en la llamada Guerra de los Pasteles en 1838, en Veracruz. Pierna a la cual le rendiría un homenaje durante mi dictadura, lo cual refleja que mi personalidad y mi ser, ya estaba muy fuera de sí. ¡Hasta cobré impuestos por ventanas y balcones!
El episodio que más recuerdas es la famosa Guerra de 1847, en la que como sabemos todos perdimos contra los Estados Unidos de América, la cual yo comandé desde la Batalla de la Angostura, hasta la batalla Huamantla.
Pero además de enfrentar a los españoles, franceses, tejanos y estadounidenses, tuvimos el infortunio de tener contiendas entre hermanos como lo dice una de las estrofas (de las 10 originales) de nuestro Himno Nacional, del cual convoqué a su concurso en 1853, y que sólo lo harían oficial hasta la presidencia de Ávila Camacho en 1943.
Los detalles te los haré saber en éste, tu blog. ¡Ya me conocen! Más que darte a conocer datos sobre mis vivencias, mi propósito es conectar lo que yo viví en mis días, con el México actual, y se darán cuenta que poco hemos cambiado.
Verás que aún existen muchos San Jancitos rondando la conciencia de los mexicanos, varias batallas como las de Contreras y Molino del Rey en las cuales la victoria se vio frustrada por la traición, y que pudo más el revanchismo  personal, que el derrotar en ese entonces al enemigo. Promulgando Plan tras Plan, para derrocar a quien estuviera en el poder, sólo por tener un poco de ese néctar. Pero jamás se creó un Plan Nacional con un solo rumbo, justo como pasa ahora con las diferencias entre los sectores políticos.
Guerra les daré siempre, seré odiado y amado a la vez, el  “Seductor de la Patria” me llamó Enrique Serna , por mi carácter coqueto que tuve con las damas así como con el poder.
Mis hazañas en el campo de batalla, mis errores y aciertos políticos, mis legados como la palabra “zócalo”, el Himno de nuestra patria, y hasta el chicle  te los haré saber. Glorias como las de Tampico, El Álamo y la Angostura jamás serán enterradas metros bajo tierra, como lo estamos  mi última y fiel esposa, Dolores Tosta y yo, en  el cementerio del Tepeyac.  

Jamás será enterrado el nombre de: Antonio López de Santa Anna.

2 comentarios:

  1. Mis respetos a mi general Santa Anna y a la ilustre persona del siglo XXI que lo ha tomado de avatar.

    El gran error de la historia y quienes la enseñan en la escuela y similares es conformarse con hacerla un cuentito de buenos y malos; una mala telenovela (esto no es necesariamente pleonasmo) con patrones que se repiten y repiten hasta el cansancio. Se anula el sentido crítico que uno debería de propiciar ante el pasado; ajá, no se trata de no juzgar, sino de hacerlo con pleno conocimiento de que la gente igual comete errores y logra hazañas.

    Por mi parte, felicito a todos los conspiradores y sus humanos, por precisamente cargar con la parte humana de la historia, la que todos deberíamos conocer.

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  2. Simplemente encantadora la introducción a su personaje, el cual también nos habla de un ser humano, dando pauta y provocando interés a lo que vendrá. @MaricarmenCarmn

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