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Somos un grupo de personas, (dando voz a un selecto grupo) los cuales inspirados en los personajes más grandes de nuestra historia, vamos a externar opiniones de este presente que duele, pero que estamos seguros puede mejorar. El objetivo general lo dice el nombre de nuestro blog: CONSPIRAR. Pero será una conspiración del siglo XXI, una conspiración que no se geste en la oscuridad ni bajo el secreto necesario. Lejos de mantener nuestro trabajo oculto, estará visible ante todo el mundo, al alcance de un clic. Daremos un sentido positivo a nuestra conspiración, porque esa es la única manera de poder cambiar; proponer y no sólo quejarse. De ese objetivo general se irán desprendiendo varios objetivos específicos, entre los cuales el hilo conductor será un vigoroso amor a la historia.

viernes, 13 de enero de 2012

Mi última charla con Antonio. (Recordando mis memorias)

En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas
 de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres 
y en las cuales se orientan mejor con menos luces.

Gabriel García Márquez.

¿Sientes el frío, Antonio? Hoy penetra más, hasta los huesos.

Siento sus miradas, pareciera que desvarío al hablar contigo, justo como tu desde hace algunos años.

Me puse a pensar en el “hubiera” ¿Recuerdas a esa muchachita, Concepción Velasco? Con quien te hubieras casado si no hubiese sido porque su padre la casó con su primo para salvarla de ti. Si eso no hubiera pasado, tu y yo no estaríamos compartiendo éste momento juntos.

Desde pequeña supe de ti, nací en la capital, el centro de todo. Recuerdo a mis padres, Bonifacio Tosta y Manuela Gómez, mi vida de niña tan acomodada a su lado. Ya más grande, notaba que todas las jovencitas, incluida yo, claro, moríamos por ti, lucías tan guapo cuando montabas a caballo…

Recuerdo que tiempo antes de contraer nupcias contigo hiciste una fiesta a la cual invitaste a toda mi familia. Usabas una pierna artificial con una bota Napoleónica que mandaste traer de París, me la mostraste y me dijiste: Lo que hago por ti Doloritas. ¿Recuerdas Antonio?

Nuestra boda fue inusual, Antonio. Se realizó cuarenta días después de la muerte de Doña Inés, tu primera esposa. Tu ni si quiera estuviste presente, enviaste al Alcalde Cañedo en tu representación, quien discutía con el General Canalizo, entonces presidente de la República, porque ambos deseaban sentarse a mi lado. Era yo tan joven, solamente tenía  quince años, mientras tú ya rondabas los cincuenta en 1844. No fue bien visto ese acto, atentaba contras las buenas costumbres, creían muchos.

Tu regalo de bodas para mí, fue una enorme y hermosa hacienda, El Encero, y un palacete en Tacubaya, en la capital.

Tuve momentos maravillosos a tu lado, Antonio. Me complacías sin mesura alguna. Me encantaba organizar fiestas, lo hacía muy a menudo, como era joven, tus conflictos políticos o el dinero invertido en aquéllas celebraciones poco me importaba.

¿Recuerdas mi gusto por la ópera, Antonio? Era una afición casi como la tuya a las peleas de gallos. Afortunadamente para mi, tú eras tan espléndido conmigo que pude traer a mi cantante predilecta, la alemana Henriette Sontag, quien cantó por primera vez el Himno Nacional. Legado que dejaste a los mexicanos. Mi aporte fue convertir a México en una plataforma importante para impulsar ese arte.

¿Qué me dices del bello cuadro que pintó Juan Cordero de mí? Es una verdadera obra de arte, exquisita en muchos sentidos. Se puede apreciar en la pintura un sillón de ébano cobijado con un dosel de damasco rojo, una consola hermosa del mismo material con un jarrón de fina porcelana encima. Toda la decoración a gusto mío, al igual que mi hermoso y elegante vestido, el tocado que usé en esa ocasión, las joyas que en el cuadro se pueden apreciar, los guantes de fina piel…



Vivía como alguien de la realeza, siempre que pudiste fuiste un hombre muy dadivoso.

¿Sabes Antonio? Nunca me preocupó la gente con la que te relacionabas, siempre estuve consciente y acepté tu espíritu libre y aventurero. A parte, a mi no me faltaba nada, ¡Nada!

Ay querido, cuando una es joven piensa, tontamente, que todo se quedará estático, pero con el tiempo, nos vemos obligados a darnos cuenta que la vida es un constante cambio.

¡Qué pálido que estás, Antonio!

Yo cuidé de ti y siempre te acompañé como cuando lo de tu pierna, ¿Recuerdas? El vulgo, por odio, profanó ese miembro al cual le hiciste un sublime funeral, que no es ni la mitad en lo que reposas ahora…

Mi amor te lo entregué y demostré en diversas maneras y del modo en que me fue posible. ¡Hasta pagué gran parte de tus deudas!

Te acompañé en la riqueza y en el exilio cada día de mi vida, cuidando de ti, siempre.

Me llamaban “La flor de México” por las razones que ya sabemos, era una buena mujer, muy bella dicen algunos, pero mi defecto y frustración más grande en la vida fue que jamás pude darte hijos, jamás pude ser madre. ¡Ay Antonio! ¡Éstas lágrimas que me cortan la voz!

Gracias a mí el presidente Lerdo de Tejada nos permitió regresar a nuestra amada Patria. Tuve que usar el recurso, del gusto que nos unía a la soprano Henriette, a quien él también admiraba y por la cual lloramos mares tras su muerte en nuestro país, víctima del cólera.

Estabas en casa a últimas fechas pero tu desgaste físico y mental te impedía estar a mi lado, llegué al punto de contratar a gente para que te adularan, como te gustaba Antonio, para que tu ánimo no decayera, para que sintieras que te necesitaban. Ahora me arrepiento de haberlo hecho, mi comportamiento contribuyó en gran medida a alentar tus alucinaciones y las decisiones que tomaste en éstos últimos meses. ¡Sí Antonio, con Juárez y Maximiliano!

Intercedí, chantajeando a tu hijo Manuel, para que respondiera tus cartas y también le pedí que dejara de enviarte puros de La Haban porque te hacían mal debido a tu estado de salud y porque el doctor te lo había prohibido.

No ahondaré, y menos ahora, en tu último testamento en le que me llamas “ramera” por mi supuesta infidelidad… ¡Ay Antonio, yo te di mi vida entera!

Cuide de ti hasta el día de hoy, Antonio, mi amor. Mi destino es incierto, me dejaste en la ruina, en la que ya vivíamos.

No soy la primera ni la última mujer que aprende de la vida en forma tardía, tal vez. Pero, ¿Quién mejor que tu para entender de errores humanos Antonio?

Si de nosotros algo deben aprender las personas del presente y del futuro es, que un hombre en el poder carga en sus hombros una gran responsabilidad con su pueblo, con el exterior y con él mismo. Que la mujer que esté a su lado debe ocuparse también de esos asuntos y también de mantener el bienestar de su compañero en todos y cada uno de los ámbitos.

Ojalá aprendan que el trabajo honesto en equipo, es la clave para la realización.

Y para las mujeres, que no deben ser indiferentes ante el dolor y los problemas de los demás. Ustedes también pueden pensar y ayudar, no hay mejor asesora que una esposa que conoce bien al hombre que la acompaña en la vida. No hay mejor mujer que la que sabe las necesidades de su pueblo y hace algo para ocuparse de ellas.

Adiós Antonio, te alcanzaré en la eternidad cuando haya saldado todas mis cuentas con la vida, como ya lo hiciste tu.

@DoloresTosta.
Agradezco a Bertha Hernández por la bibliografía recomendada.

18 comentarios:

  1. Escrito proveniente de una mujer inteligente, consciente de su realidad.

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    1. Muchas gracias por el comentario. Es un gusto enorme leer esas palabras.

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  2. Acabo de leer vuestro artículo y el de mi general Santa Anna, ambos me han gustado mucho y está de más decir que esta idea de crear un blog sobre ustedes, las personas que le dan vida a los personajes de nuestra historia ¡es maravillosa!

    En cuanto al artículo, permítame hacerle ligeras observaciónes, pues repite muchas veces el nombre de "Antonio", tiene pequeños errores en la ortografía (2 a lo mucho) y un normal "error de dedo", sé que son insignificantes, pero opacan tan bella redacción.

    Fuera de estas banalidades, su artículo es muy placentero al ser leído.

    ¡Espero ya con ansias el momento en que aborden las temáticas actuales!

    Saludos y muchas felicidades.

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  3. Si su Majestad mejorara vuestra redacción y utilizara los signos que faltan.

    Sin embargo, para la edad de su Serenísima me parece un texto adecuado.

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    1. Es una lectura con un grado de redacción complicada, le recomiendo, leer más despacio y con mucha atención la próxima vez. Gracias por leer.

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    2. Y he vuelto a leer y no puedo dejar de mencionar aquellas palabras que en el siglo XIX no eran utilizadas. Le recomiendo hacer de vuestras letras, una historia que envuelva al lector eliminando pequeños párrafos como datos sueltos. Espero encuentre las palabras que faltan acentuar. Y, perdone pero para ser una lectura complicada recae Usted en una redundancia prolongada. Deseando que esta vez preste atención, su siempre súbdito.

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  4. Que exquisita lectura.. La imaginación vuela hacia ese momento exacto.. muchas felicidades!

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    1. Qué gratas palabras, Iván. Mi cometido su cumple gracias a lectores como tu.

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  5. Me gustó muchísismo!!! Creo que está es una forma increíble de llevarnos al pasado e imaginar la vida de aquellos personajes que son parte de la historia de nuestro país. Gracias por que me sentí envuelta en la lectura y mi imaginación voló.

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    1. Se agradece infinitamente que haya personas como tu, Zay, que entienden perfectamente el sentido y lo que se quiere lograr con la redacción, la puntuación y la descripción en mi escrito. Saludos.

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    1. excelente columna !!!, humaniza a los personajes históricos, nos hace ver que no son,( como los libros nos muestran) seres con sentimientos rotúndamente malos o buenos, si no seres humanos que amaban y como todos en esta tierra con defectos y virtudes; Jorge Gómez Reyes

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  7. Me da mucho gusto que hayan abierto este espacio, porque en twitter no se puede hacer escritos largos y aquí pueden escribir lo que quieran sin ningún tipo de represión, me gustó mucho su post @DoloresTosta, ahora mismo le doy RT seguiré al pendiente de todos lo que vayan subiendo.

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    1. Muchas gracias por comentar y porque éste escrito fue de su agrado. Seguiremos tratando de mejorar.

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  8. Qué maravilloso texto, en verdad y qué gusto que se tomen el tiempo de relatarnos su historia y la de nuestro México de una manera tan amena. Procuro leer a diario sus entradas, de cualquier manera los felicito a todos.
    No está de más mencionar que esta entrada ha sido mi favorita, hasta ahora.
    En hora buena.

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  9. Hola Doña Dolores:

    Según yo, la hacienda se llama "Lencero", preciosa por cierto, en Xalapa y ahora convertida en museo. Saludos. Att. @olimpia69

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    1. Así es, el museo lleva por nombre El Lencero. Y hay una controversia con respecto al nombre. La mayoría de los textos que yo he leído lo nombran así, El Encero. Saludos y gracias por comentar.

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  10. Después de leer este texto, su serenísima, puedo decir que me quedo una sensación dulce-amarga, viendo el gran amor de una adolescente que vivió con y para él General Santana, acompañandolo en triunfos y derrotas,sin embargo sus líneas dejan entrever que al final el afecto del General hacia usted no fue como debió ser, pero ello, como dice su Serenísima, ya es cosa juzgada. Asimismo nos deja a la expectación de leer lo que continuará. Felicidades su súbdita. @MaricarmenCarmn

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